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El amanecer del planeta de los simios: ¿el blockbuster del verano?


El pasado 5 de agosto de 2011 regresó a los cines una saga que parecía no remontaría cabeza jamás, y lo hizo de una manera más que aceptable, y es que Rupert Wyatt consiguió lo que ni siquiera pudo conseguir el mismísimo Tim Burton halla por el lejano 2005, resucitar el planeta de los simios y, más concretamente, contarnos su origen. Con una historia que nada tenía que ver ni con las protagonizadas por el eterno Charlton Heston en las décadas de los 60-70, ni con la antes citada de Tim Burton, Wyatt supo reinventar la saga desde otra perspectiva, contándonos la historia de César, una cría de chimpancé que se salva de una matanza en un laboratorio donde se experimentaba con una vacuna contra el Alzheimer, la cual resultó, dotaba a los simios de una inteligencia equiparable a la de la especie humana, cayendo en manos de Wild Rodman, interpretado por un acertado James Franco, quien le lleva a su casa junto con su padre enfermo de Alzheimer.

Pero centrémonos ahora en su secuela, estrenada en cines el pasado 18 de julio, esta vez es Matt Reeves el encargado de continuar la historia de César y del ejército de simios que lo acompañaron en su particular exilio al final de la primera película. En esta ocasión la historia se localiza en el año 2016, en el que la población humana ha quedado diezmada a causa de un terrible virus que, según parece, es causa del nacimiento de una nueva generación de simios, capitaneados por el propio cesar.

Centrémonos en primer lugar en la parte negativa del film, y es que recordemos, el listón de su antecesora quedo bastante alto, además, en esta ocasión no contaban con James Franco de protagonista, contando en esta ocasión con Jason Clarke, el cual capitanea un grupo de insípidos exploradores (bien recuerdan en ocasiones al “particular” grupo que dirige Andrew Lincoln en “The Walking Dead”), entre los que se encuentran su hijo y su pareja, encargados de adentrarse en territorio de los simios para intentar arreglar un generador que les proporcione suficiente energía para seguir su vida alejado de los simios. Exploradores que, a su vez, responden ante el líder de la colonia, personaje que interpreta  Gary Oldman, que tampoco es nada del otro mundo, más bien todo lo contrario, con un papel repleto de tópicos americanos que no hace más que entorpecer en todo el transcurso de la película. Sin embargo, lo que mas se hecha en falta en la película es esa relación tan especial que mantenían James Franco y César en la película original, que pese a todos los intentos no consigue conectar tan bien con el personaje que interpreta Jason Clarke en esta segunda parte.

Vayamos ahora con la parte positiva de la cinta y es que, en contraposición de estos seres humanos escasos de personalidad y repetitivos, nos encontramos con el ejército de los simios, capitaneados, como hemos dicho anteriormente, por César, el cual vuelve a encarnar el escrupuloso Andrew Serkis, quien está especializado en este tipo de papeles rodados con la tecnología de la técnica de captura de movimientos, que según dicen, y bien han demostrado en este film, ha mejorado mucho desde el estreno de su antecesora halla por el 2011 y es que la expresividad con la que se ha dotado en esta ocasión al simio roza la perfección, dejándonos petrificados en la butaca ante tal precisión de movimientos y exagerada expresividad con la que se comunican entre ellos, y no solo eso, porque aseguran que en el rodaje de la película y, al igual que ocurrió con su antecesora, no se han utilizado animales reales, lo cual resulta increíble, sobre todo después de ver la trepidante batalla que tiene lugar al comienzo del film entre los simios y un grupo de animales salvajes. Y aquí no acaba todo, porque al extremo realismo del grupo de primates hay que añadirle el tremendo guión que desarrollan, con una historia llena de rivalidades, traiciones y acción a raudales, donde hay cabida incluso hasta para el amor, con una épica batalla final que, cuanto menos, te mantiene en constante tensión, y es que la falta de empatía que existe hacia al grupo de seres humanos se compensa increíblemente con la que se siente hacia el de los primates.

Como conclusión final, ya solo queda animar a todos aquellos que quedaron satisfechos con la primera parte de lo que bien parece será una trilogía, a que vean esta gran segunda parte que, con toda seguridad, está entre uno de los mejores estrenos de este verano ya que, pese a sus desaciertos en el reparto, aseguramos, no os defraudará.


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